En España la celebración del Día de Reyes es todo un acontecimiento, siendo personificados, recorriendo las ciudades con desfiles y llevando regalos a los pequeños. Foto de EITB.
Lo misteriosos reyes de oriente que visitaron a Jesús quedaron inmortalizados en la imagen de tres individuos, un afrodescendiente, uno de etnia amarilla y otro blanco, quienes según el relato bíblico del nuevo testamento. llegaron para adorar a Jesús recién nacido en Belén.
Los extraños personajes habrían tenido que recorrer unas distancias considerables viajando a través de una amplia zona desértica sobre camellos para entregarle sus presentes o regalos al niño.
Si eran reyes en cuanto tenían algún territorio sobre el que gobernaban o si eran magos, sabios o científicos, dedicados a la observación de las estrellas y el firmamento, es algo que aún se analiza entre los estudiosos de la historia y la teología bíblica, ya que estos sujetos habrían tenido que realizar una serie de observaciones de los astros mirando el firmamento para encontrar los signos que los llevaran a dar con el lugar donde nacería el ser humano llamado a llevar un mensaje universal para salvar a la especie humana.
De allí que tienda a consolidarse la versión de unos astrólogos o estudiosos de los movimientos astros de la época, hombres de ciencia, quienes estaban dedicados al estudio de la naturaleza y fueron armando el rompecabezas de lo que se presentaba como una profecía dada al pueblo hebreo sobre el advenimiento de un Mesías o Salvador.
De otra parte el bíblico tampoco dice cuántos eran los sabios o magos que visitaron a Jesús, ni sus nombres, ni de dónde proveían.
La tradición de los pueblos creyentes se encargó de rescatar algunos indicios que quedaron en otros documentos históricos.
En este sentido los nombres de los reyes aparecieron por primera vez en el mosaico de San Apollinaire Nuovo en Rávena, Italia. Allí se afirma que quienes visitaron a Jesús y le hicieron ofrendas fueron Gaspar, Melchor y Baltasar.
A su vez hay otro documento que echa luz sobre el origen de cada uno de ellos, y sobre su categoría de “reyes”.
Según señala el “Liber Pontificalis”, la compilación de las reseñas biográficas de los primeros papas, Melchor es el Rey de Persia, Baltasar es el Rey de la India y Gaspar es el Rey de Arabia.
Lo cierto es que seguramente no eran judíos, ni practicaban la religión mosaica, pues de acuerdo a lo que se dice en el evangelio cuando llegaron a Jerusalén, no tenían muy claro dónde era el lugar del nacimiento, desconociendo lo que decían los profetas entre ellos Isaías, razón por la cual visitaron al rey Herodes para que les ayudara a encontrar el sitio.
Herodes que era un hombre embriagado por el poder y la ambición, vio en el relato del nacimiento del niño una gran amenaza para su trono, pues a pesar de gobernar en ese momento en Jerusalén, contando con el apoyo de los romanos, se sentía inseguro porque no era de sangre judía o hebrea, sino que con mucha astucia siendo idumeo, se había ganado la confianza de los romanos para gobernar como rey el territorio que correspondía a lo que antiguamente era el reino de Israel, que después de la muerte del rey Salomón se dividió en dos para luego ser conquistado por los asirios, lo que fue el reino de Israel y posteriormente el reino de Juda por los babilonios, siendo llevada su población al exilio en Babilonia, después el territorio fue conquistado por los griegos sucesores de Alejandro Magno y finalmente por los romanos.
Fue asi que los sabios de oriente llegaron a consultarle sobre el lugar en el que debían nacer El Mesías y, asi, sorprendido por la visita de aquellos hombres, mandó a llamar a algunos escribas o estudiosos de las escrituras, quienes le dijeron a Herodes y a los hombres que lo acompañaban que según la profecía el niño debía hacer en Belén, en el territorio de Judea.
De esta forma el monarca envió a los sabios solicitándoles que al encontrar a la criatura se devolvieran para avisarle para ir el también a adorarle.
Los sabios emprendieron de nuevo su marcha.
Cabe anotar que según una tradición oriental eran unos 12, cifra que se redujo en la presentación que hizo la iglesia romana latina que reconoce a tres en representación de las tres grandes etnias de la humanidad.
Retomando el camino los sabios, nuevamente apareció en el firmamento el lucero o estrella que los guiaba y que se posaría finalmente en el sitio donde estaba el niño.
Se supone que los sabios visitaron a Jesús algunos días después de su nacimiento.
La Biblia dice: “Cuando entraron en la casa vieron al niño con María su madre” (Mateo 2:11).
Esto indica que, para ese entonces, José, María y el niño estaban viviendo en una casa,dejando el pesebre y, que Jesús ya tenía varios días de haber nacido (Lucas 2:16).
De allí que sea factible deducir que los sabios visitaran a Jesús algunos meses después de su nacimiento.
Por su parte Herodes, que quería matar al niño, pensando que podría perder su trono, ordenó la matanza de los niños de dos años de edad o menos.
Una masacre que en el calendario litúrgico de la iglesia se reconoce como el día de los santos inocentes.
Este cálculo en el rango de edad lo compararía con la información que le dieron los sabios (Mateo 2:16).
Los sabios no visitaron a Jesús la noche que nació. La Biblia dice: “Cuando entraron en la casa vieron al niño con María su madre” (Mateo 2:11).
Esto indica que, para ese entonces, la familia estaba viviendo en una casa ya no en una pesebrera y que Jesús ya no era un bebé recién nacido. (Lucas 2:16).
Los regalos que le ofrecieron, según la tradición tuvieron además de un valor material, un carácter simbólico, asi dejaron un cofre con oro como reconocimiento a su estirpe real, incienso, reconociendo su divinidad, demostrando una actitud de adoración y mirra, que es un perfume para embalsamar, reconociendo la condición humana del niño, que como tal iba a cumplir en la tierra un ciclo natural de vida y muerte.
La fecha que se celebra el 6 de enero cierra las fiestas de la Navidad que dentro del calendario litúrgico que da por concluido el tiempo de Navidad con la celebración de la solemnidad del Bautismo de Jesús, el domingo siguiente a la fiesta de reyes.
Esta fiesta dentro de la liturgia de católicos y ortodoxos se denomina la Epifanía, palabra que viene del griego y quiere decir manifestación del poder divino, en cuanto los sabios de oriente representan la manifestación de Dios a todos los pueblos y etnias de la tierra.
Los Iglesia Católica la celebra el 6 de enero, mientras que los ortodoxos un día después el 7 de enero.
En España esta celebración tiene gran despliegue con desfiles y personificaciones de los reyes magos que llegan, siendo el momento para las entregas de regalos.